sábado, 13 de agosto de 2011

Día 6: Bagà - Tuixent



¡Hola a todos! Vuelvo otra vez para relataros la siguiente etapa de mi viaje, esta vez ya totalmente en solitario. Ahí va.



Después de haberme movido mucho en la cama esta noche, me despierto a eso de las 9 aproximadamente. Julio todavía duerme y Víctor y Manu han cogido a las 7 un bus hacia Barcelona. Suerte y hasta pronto companys! Me visto y salgo a hacer unas compras antes de salir. Voy a los chinos y compro un cargador de móvil (ya que el mío me lo dejé en el hostal de Camprodón), luego en la panadería compro un par de barras de pan y en un supermercado compro fiambre de pavo para los bocadillos. Vuelvo a casa de Julio y ya están despiertos. Desayuno en compañía de Javi y preparo los bocadillos para el resto del día. Uno mediano de pavo para desayunar y otro grande (también de pavo) para comer. Entre unas cosas y otras son las 10:45 cuando salgo de casa de Julio. Me despido de todo el mundo excepto de Julio, que tiene el valor (olé tus huevos campeón) de volver a coger la bici para acompañarme un trozo hasta la salida del pueblo.

Saliendo del pueblo lleno las botellas en una fuente y me despido de Julio con un abrazo. Gracias por todo de corazón, espero que nunca haya una última despedida. Hacia las 11 de la mañana salgo del pueblo y justo adelanto a dos chicas en bici con alforjas, GPS, mapas de la Transpirenaica... y me pongo a hablar con ellas. Efectivamente hacen la transpi, pero durmiendo en refugios con sacos de dormir. Las sigo un rato hasta que vienen las primeras subidas y nos separamos. Yo voy a mi rollo, esta vez no pienso seguir a nadie, entre otras cosas porque tengo las piernas destrozadas. Noto mientras empiezo a subir que las piernas queman, queman y queman más. Sigo subiendo por pista asfaltada en dirección al Coll de la Jaça, situado a 1200 metros por encima de mi nivel. Concretamente, en 20 kilómetros de subida habré subido esos 1200 metros.



Para empezar bien la mañana, como es ya costumbre, me equivoco en una intersección y subo aproximadamente unos 45 minutos de gratis hacia Gisclareny. Cuando me doy cuenta de que llevo demasiado tiempo subiendo sin encontrar el siguiente punto de referencia de la etapa, bajo todo lo que había subido hasta el punto donde retomo la ruta que debo seguir. Hoy pedaleo en solitario como muchos otros días, pero el hecho de saber que no hay nadie ahí delante hace que viajes en otro estado mental. Te sientes mucho más solo, hablas más contigo mismo y te concentras sólo en seguir subiendo. También la sensación de miedo a perderse y a lo desconocido y solitario de la alta montaña es mayor.

Pedaleo durante un par de horas cuesta arriba atravesando bosques por el parque natural del Cadí i Moixeró. El paisaje es precioso, pedalear entre abetos te da una inmensa paz. En cierto punto encuentro a dos hombres trabajando talando árboles (por el bien del bosque y de manera controlada, deduzco). Espero a que aparten un tronco caído que atravesaba el camino y sigo adelante. A los dos lados del camino veo troncos talados, por todas partes. Huele a tienda de muebles. Sigo subiendo y las piernas, al haberse calentado, vuelven a responder bastante bien a pesar de que estoy bastante destrozado ya. Me siento bastante cansado y el hecho de estar totalmente solo hace necesario tener la mente muy amueblada y no perder la moral en ningún momento. Lo de la moral vale, pero si necesito estar cuerdo para estar solo allí arriba, mal vamos.

Al cabo de un par de horas, ya a las 13 horas aproximadamente, llego al Coll de la Bena. Es el último sitio donde puedo encontrar agua antes de llegar a mi destino, así que paro la bici y encuentro a dos vascos de Bilbao que ya habíamos visto anteriormente en el camino y que están haciendo también la Transpirenaica. Me indican dónde está la fuente (está muy escondida) y me despido de ellos deseándoles suerte. Debo decir que el agua de esa fuente era lo mejor que he probado nunca. Un canalón que no paraba de lanzar agua fresca como la nieve y pura como la que más. Tenía incluso sabor mineral.

Me vuelvo a poner en marcha, esta vez ya sin parar hasta el Coll de Torn, el punto mas alto de la etapa. Pronto vuelvo a dejar el bosque atrás para adentrarme en la alta montaña. Es curioso como cambia el paisaje cuando empiezas a estar bastante alto. Vuelvo a encontrarme con mis amadas compañeras de viaje, las vacas, y más de una se me atraviesa en el camino. Cada vez que encuentro una tan cerca me bajo de la bici y paso a su lado sin mirarla. Voy de rojo, y se me quedan mirando muy fijamente mientras mastican aburridas. Yo, por si acaso, paso con la cabeza agachada, ya que más de un toro parece haber también por ahí. En el camino encuentro también a un matrimonio francés que me anima gritándome: "Venga guapo, dale!". Y yo, qué remedio, le sigo dando.



Sobre las 15 de la tarde llego al Coll de Torn por fin. Lo siguiente son 30 kilómetros de bajadas hasta La Vansa, donde encontraré otra subida bastante bestia y, después de volver a bajar, llegar por fin a Noves de Segre, mi destino en esta etapa. Me dispongo a bajar por fin y descansar las piernas. El paisaje es una pasada. Ruedo y ruedo bajando por parajes amplios, llenos de piedras, hierbajos y mierda de vaca, con las montañas más bajas al fondo. Y, cómo no, me vuelvo a pasar de salida. Después de bajar unos 10 minutos me doy cuenta de que no estoy en el camino correcto. Ahora sube otra vez. Me queman ya las piernas y este error no me lo tomo muy bien, llueve ya sobre mojado (¡¡¡por favor no digas lluvia otra vez, que está el tiempo muy calmadito hoy!!!). Pedaleo durante media hora por subidas del 10% otra vez hasta retomar el camino correcto. Una vez retomado, el mismo camino me hace dudar de si es por ahí por donde tengo que bajar. ¿¿En serio tengo que ir por ahí??

El libro guía avisa que es un camino en bastante mál estado, pero es que en ciertos puntos no hay ni camino. Bajo con la bici por pendientes muy pronunciadas llenas de rocas una al lado de la otra, agujeros del tamaño de mi bici y otros tramos que parecen el lecho de un río seco en su tramo alto. Las manos aprietan los frenos con toda la fuerza que tengo para no matarme y en consecuencia se me vuelven a dormir los meñiques. Pongo la suspensión de la bici en el modo más suave para amortiguar los saltos tan bestias que estoy metiendo, pero aún así parezco Quique Tembleque. Bajo en estas condiciones durante unos 20 minutos y por fin aparezco en... ¡carretera! Casi me hace hasta ilusión poder bajar sin tener que guardar la lengua para no mordérmela.



Bajo pues hasta Josa por carretera, ya a unos 40 km/h por fin. De Josa sigo hasta Tuixent, donde decido parar a comer ya que son las 17 horas y todavía me queda la última subida gorda del día, así que necesitaré energía. Entro en Tuixent y paro en un banco a comerme el bocadillo. Mientras tanto decido que ya es hora de ir llamando a los hostales para reservar habitación. Mal asunto, no me había dado cuenta de que es Sábado. Llamo a los hostales en Noves de Segre. Mala suerte, no hay nada. Llamo a los hostales en Sorribes i La Vansa, 20 kilómetros antes de llegar a Noves de Segre. Tampoco, nada. Cero. Empiezo a preocuparme bastante. Llamo esta vez a todos los hostales en Fórnols, a 27 kilómetros antes de llegar a Noves de Segre y tampoco, no hay nada. Lo siguiente es Tuixent...

Así pues me resigno y busco un sitio donde dormir en el mismo sitio donde me encuentro comiendo. Después de buscar durante unos 10 minutos, encuentro un albergue muy bien de precio donde tienen una habitación para mí (¡¡¡¡aleluya!!!!). No he llegado a donde quería llegar hoy, pero tampoco me pongo a llorar. Así descansaré las piernas, que ya me hace falta. Dejo la bici a las 17:30 y me pego una ducha en mi habitación de 15 literas en la que estaba yo solo. Me pongo cómodo y bajo al bar. Me casco 3 cervezas y una tapa de olivas mientras escribo el relato de una etapa que hice hace ya un par de días. Llevo bastante retraso con el blog, pero mi descanso va antes (¡lo siento!). Después de haber descansado toda la tarde, ceno pronto y me pongo el despertador a las 6 de la mañana. No quiero que me pase lo mismo de siempre, mañana quiero estar pedaleando ya a las 7. Después de hablar con Julio por teléfono para relatarle mi día, me acuesto y cierro por fin los ojos, a la espera de descansar lo suficiente para afrontar el día de mañana. Tendré que hacer lo que hoy no he hecho, llegar hasta Noves de Segre, y la etapa siguiente, de Noves de Segre hasta Llavorsí. Una locura. Espero que no me revienten las piernas.

Hasta mañana.

PD: ¡Hay video de hoy, no os lo perdáis! Debajo de las fotos.









2 comentarios:

  1. Muy buenas Javi, me alegro de que estés disfrutando, tiene que ser una aventura increible que recordarás toda tu vida.

    En el video me recuerdas al programa que hacian del superviviente, muy bueno, jeje

    un abrazo

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  2. Jeje gracias Pedro!! La verdad es que es una aventura inexplicable y que sin duda quiero repetir, cada día es un nuevo reto y está lleno de cosas nuevas que pueden complicarte el día si no sabes llevarlo. A la vuelta os enseñaré las fotos y el resto de los vídeos!! Un abrazo, nos vemos muy pronto!

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