miércoles, 24 de agosto de 2011

Días 9, 10, 11, 12: Barcelona - Lleida - La Pobla de Segur



Buenas a todos! Esta entrada será algo distinta a las demás (bueno, bastante), ya que narra los días que estuve en Barcelona. Poco hay que contar, solo voy a destacar algunas cosas:

El día que llegué a Barcelona besé mi cama (después de a mi madre). Lo primero que hice fue comerme un chuletón de ternera con la excusa de recuperar las piernas y generar nuevas fibras. Lo segundo, descansar y quedar con los amigos para cenar (un saludo a Raul y Doris y las gracias por invitarme a cenar a su casa!). La foto es de una botella de licor Bertín Osborne que compré para la ocasión. Chicos, 5 euros en el LIDL! Te pegas la fricada, está barata y encima estaba buena que te cagas, jeje.



En cuanto al dormir... debo decir que dormía mejor que cuando estaba en ruta, pero al igual que en la montaña, me despertaba varias veces durante la noche al tener el organismo acelerado. Además, cada vez que me despertaba notaba que estaba haciendo fuerza y tensando las piernas, dándome la sensación de que me iban a dar tirones en los cuádriceps. Además, eso me llevaba pasando desde hacía varios días cuando estaba en los Pirineos. Entonces, al ver que no mejoraba estando ya en reposo en casa, me preocupé. Decidí coger la bici pasados dos días para ver qué tal iban las piernas.

Fui a por la bici, me subí en ella y al principio todo parecía bien. Empecé a rodar llano hasta el puerto, pero en cuanto vino la más leve subida, empecé a notar que los cuádriceps se me cargaban y tensaban de tal manera que parecía que me iba a dar un tirón allí mismo. También notaba quemazón y dolor en los dos cuádriceps, en la zona más cercana a la rodilla. Mal asunto. No quise forzar, así que me volví para casa. Mañana será otro día. Me puse a dormir, y volví a notar esa sensación en las piernas.

Al día siguiente empecé a planificar mi vuelta a los Pirineos y a programar los hostales para los siguientes días. Aunque tuviera las piernas hechas una mierda, yo iba a ir. Iba a ir y lo iba a acabar. Aunque no te guste la sopa, te la comes. Que tiene mucho alimento. Así pues, visto que no tenía más remedio que ponerme las pilas, decidí pedir hora para un fisioterapeuta a ver si me arreglaba las piernas. Esa misma mañana busqué por internet algún fisioterapeuta que pueda cogerme ese mismo día, hasta que encontré uno. Me dió hora para las 13:00. Mientras llegaba la hora, empecé a buscar la manera de volver en tren a la zona y que me dejara lo más cercano posible al punto de donde debía volver a partir. Finalmente decidí que iria en tren hasta Lleida y una vez allí cogeré el ferrocarril que lleva hasta La Pobla de Segur.

Una vez supe de donde partiría, tracé una ruta desde Pobla de Segur hasta Llavorsí, y ya desde ahí cogería la ruta Transpirenaica original hasta Espuí y finalmente hasta Pont de Suert. También busqué los hostales para dormir en estos pueblos. En un par de horas lo tenía todo atado. Cuando llegó la hora, me fui al fisioterapeuta.

Una vez allí le expliqué mi caso, sonrió y me dijo que me miraría las piernas. En cuanto me tocó me dijo que las tenía cargadísimas, pero que no parecía tener nada grave. Seguidamente me aplicó ultrasonidos en los cuádriceps y luego me hizo un masaje de esos que duelen bastante, para relajar los músculos. Solté los 50€ que costaba la visita y me fui para casa confiando en que el masaje y los ultrasonidos funcionaran y mis piernas mejorasen. Esa noche dormí mucho mejor.

Llegó el último día antes de irme y me dediqué a descansar todo lo que podía las piernas. Ya las notaba mejor, no tan agarrotadas como antes. Empecé a preparar otra vez las alforjas y hacer recopilación de todo lo que necesitaba para acabar el viaje. Me preparé mentalmente y planifiqué los trenes para el día siguiente. Y finalmente, a dormir.

Me levanté al día siguiente y aproximadamente a las 15 de la tarde me fui hacia la estación de L'Hospitalet. Decidí ir con la misma bici, para ver qué tal iban respondiendo las piernas. Y respondieron maravillosamente. No me dolían y, aunque el camino fuera casi todo llano y no supusiera un gran esfuerzo, llegué sin problemas a la estación. Ahí cogí el tren que iba hasta Lleida y estuve 3 horas en él. Una vez en Lleida esperé 30 minutos al ferrocarril que salía para la Pobla de Segur y tardaba otras 2:30 horas más. Si se os da bien sumar, veréis que en total fueron 6 horas de viaje. Hay que tener ganas, de verdad que hay que tenerlas.

Llegué a la Pobla creo que sobre las 22 horas y algo. Fui a buscar el hostal, que quedaba bastante cerca de la estación, dejé la bici y bajé a cenar. Una vez hube cenado, subí a la habitación a preparar las mochilas y las botellas con el agua para el día siguiente. También estuve, mientras veía la tele descansando ya en la cama, concienciándome todo lo que pude y dándome ánimos a mí mismo para acabar. Esta vez ya sabía lo que me podía esperar, y necesitaba concienciarme muy bien para acabarlo sin problemas.

Finalmente cerré los ojos y me fui a dormir. Mañana empieza la aventura, otra vez.

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